domingo, 6 de abril de 2008

Dios aprieta pero no ahorca, ciertamente sabe jugar bastante bien con la precisión y el sinsentido que me agobian esporádicamente como si fuese mi demonio, que me sigue, que me asecha , que me busca porque sabe fielmente que encontrará acilo, protección, espacio y tiempo en este mundo, a través de mi mente, de mi cuerpo, de mi frustración, de mi odio, y ahí está nuevamente el maldito, apoderándose de mi en ese precipicio del que estoy seguro no saldría jamás, a veces desearía simplemente caer, caer a ese lugar en el que ya no importaría absolutamente nada, arrójame demonio porque mis pies no tienen el valor de no seguir, porque son ingenuos, tienen fe, creen que lo que hoy no fue mañana podría si serlo, heme aquí en el precipicio perdido.

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