domingo, 29 de junio de 2008

Caballo

Te veo venir desde lejos, con una sonrisa nerviosa y tus ojos invadidos de esperanza, abrazándote sola para combatir de alguna manera el frío que azota tu cuerpo. Tu pelo, desordenadamente perfecto, flota con el viento con una sutileza indescriptible, como si cada movimiento estuviese programado o previamente ensayado. Caminas lento, muy lento, pero a la vez cada vez más rápido, como si el temor de tus pasos desapareciera con cada metro que avanzas. Te siento cada vez más cerca y te espero desesperadamente ansioso, sin saber que hacer ni decir; intentando imaginar qué es lo que viene por delante, qué es lo que va a suceder cuando tus pasos temerosos se transformen en seguros, cuando tus brazos encuentren mi espalda y tus ojos invadidos de esperanza se cierren junto a los míos.
Y entonces llega el silencio, un silencio profundo e intenso y lamentablemente inevitable; todo se vuelve oscuro por un par de segundos hasta que interrumpe la luz del día, ésa que entra por mi ventana y me susurra al oído que otra vez todo fue un sueño, el mismo que se repite todo el tiempo que paso despierto.

lunes, 23 de junio de 2008

Cuento


Era una fría tarde de invierno, los parajes sureños estaban opacados por una intensa lluvia que no cesaba, habituándose a la tierra, todo verde y barroso, conjugaban una armonía insospechada de locura que se reflejaba en una pequeña casa, la más alejada de todo el pueblo en lo más alto de una colina.

Un viejo salió de esa pequeña casa, miraba el horizonte y se quedaba paralizado ante esa lluvia y frío devastador. Corría un viento que probaba la resistencia del bosque, sólo se escuchaba su cántico penetrador, mientras el viejo cargaba un saco con algo muy grande y brilloso dentro. Se acercaba al barranco donde habitualmente se desasía de lo inútil de su hogar, viejas ropas, basura, en general todo lo que no servía para nada.

En eso se le acerca una cabra negra y lo contempla, mientras el pobre ya no tiene fuerzas para mover un clavo. Seguía arrastrando el saco hasta que llegó a la orilla, lo abrió y comentó al viento: “bueno, nunca me serviste, quise esperar por si algún día te necesitaría, pero ya ni se como usarte, creo que ya no me sirves...” carga entre sus brazos un gigantesco corazón, uno que nunca usó y se dispone a lanzarlo, como lo hizo con todo lo que no servía.

La lluvia caía tan fuerte, y la cabra se asomó a la orilla, como esperando que el anciano terminara su tarea. El viejo no quiso esperar más y dio fin a su propósito, mientras soltaba su viejo corazón no se percató de la posa que estaba en frente de el, y cayó junto con su viejo y olvidado estropajo, rebotando una y otra vez, hasta llegar a una roca, dónde quedó agonizando. La cabra bajó y muy curiosa comenzó a lamer el corazón, tímidamente le daba mordiscos y empapaba su hocico de sangre, y el viejo mientras vivía los últimos segundos de su vida, trató de espantarla con un grito que fue inútil. Terminó siendo devorado igual que sus esperanzas.





JAVIER ARAMBURU G.

sábado, 7 de junio de 2008

Comunidad

El suelo y la atmósfera están acabándose, la tierra está sucumbiendo ante la inconciencia de sus habitantes humanos, nosotros… y seguimos peliándonos por subirnos a una micro o un auto como hay otros que pierden su vida por acaparar el oro negro y así hay otros que desvelan sus sueños por ganar mas dinero y hay gobiernos que mantienen la ley de la antieducación como herramienta de control del poder… poder que se ve disminuido finalmente porque la tierra explota desde dentro y fuera y no hay plata que sirva ante la falta de vida… señores déjense de pelear por el poder y no esperen a que la situación sea crítica cuando ya es grave… y nosotros compadezcámonos por el que sufre a nuestro lado, dejémonos de olvidarnos del que necesita ayuda para sentirnos en paz, como podemos sentirnos en paz si hay alguien en agonía que clama compasión.

Imbéciles ladrones y asesinos, su envidia no dejará descendencia ni trascendencia, trabajar dignifica la vida, y es en si misma que cobra sentido con la sonrisa de un niño, no en la desolación de una guerra podrida.

Juntémonos a pensar y actuar, no a esperar y menos a soportar que otros gobiernen por nosotros sobre nuestro propio anhelo.
Cada uno de nosotros tiene el poder y el deber de actuar éticamente con nuestros hermanos, pares, iguales para ser como una unidad, comunidad.


Kontra
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